La casa de la Virgen en Efeso fue descubierta gracias a las visiones de Ana Catalina Emmerick en 1881. Según sus escritos, la Virgen preparaba las comidas en la cocina de fuego que estaba en el centro del cuarto y que había una fuente. Las excavaciones revelaron la presencia de cenizas y la fuente continua fluyendo. Los exploradores se asombraron de la exactitud de las descripciones de Emmerick.
Resurrección y Ascensión de
Nuestro Señor,
Nuestro Señor,
María vivió algunos años en Jerusalén,
tres en Betania y nueve en Éfeso.
tres en Betania y nueve en Éfeso.
En esta última ciudad,
la Virgen habitaba sola y con una mujer más
joven que la servía y que iba a buscar los escasos
alimentos que necesitaban.
joven que la servía y que iba a buscar los escasos
alimentos que necesitaban.
una paz profunda.
No había hombres en la casa
y a veces algún discípulo
que andaba de viaje,
venía a visitarla.
Ví entrar y salir
frecuentemente a un hombre,
que siempre he creído que era San Juan;
mas ni en Jerusalén ni en Efeso demoraba mucho en la vecindad; iba y venía.
mas ni en Jerusalén ni en Efeso demoraba mucho en la vecindad; iba y venía.
La Santísima Virgen
se hallaba
más silenciosa
más silenciosa
y ensimismada en los últimos años de su vida;
ya casi no tomaba alimento,
parecía que solo su cuerpo
estaba en la Tierra
y que su Espíritu
se hallaba en otra parte.
se hallaba en otra parte.
Desde la Ascensión de Jesús
todo su ser expresaba
todo su ser expresaba
un anhelo siempre creciente
y que la consumía más y más.
En cierta ocasión
Juan
y
la Virgen
la Virgen
se retiraron al Oratorio,
ésta tiró un cordón
y el Tabernáculo giró
y el Tabernáculo giró
y se mostró la Cruz;
después de
haber orado los dos cierto tiempo de rodillas,
haber orado los dos cierto tiempo de rodillas,
Juan se levantó,
extrajo de su pecho una caja de metal,
la abrió por un lado,
tomó un envoltorio de lana finísima
sin teñir
sin teñir
y de éste un lienzo blanco doblado
y sacó el Santísimo Sacramento
en forma de una partícula
blanca cuadrada.
blanca cuadrada.
Enseguida pronunció ciertas
palabras en tono grave y solemne,
palabras en tono grave y solemne,
entonces dio la
Eucaristía a la Santa Virgen.
Eucaristía a la Santa Virgen.
A alguna distancia
detrás de la casa,
detrás de la casa,
en el camino
que lleva a la cumbre
de la montaña,
de la montaña,
la Santa Virgen
había dispuesto una
especie de Camino de la Cruz o Vía Crucis.
especie de Camino de la Cruz o Vía Crucis.
Cuando habitaba en Jerusalén,
jamás había cesado de andar
la Vía Dolorosa
la Vía Dolorosa
y de regar con sus lágrimas los sitios
donde
donde
El había sufrido.
Tenía medido paso por paso
todos los intervalos y su amor se alimentaba con la
contemplación incesante de aquella marcha tan
penosa.
todos los intervalos y su amor se alimentaba con la
contemplación incesante de aquella marcha tan
penosa.
Poco tiempo después de llegar a Efeso la vi a
entregarse diariamente a meditar la Pasión,
siguiendo el camino que iba a la cúspide de la
montaña.
entregarse diariamente a meditar la Pasión,
siguiendo el camino que iba a la cúspide de la
montaña.
Al principio hacía sola esta marcha y según
el número de pasos tantas veces contados por Ella,
medía las distancias entre los diversos lugares en
que se había verificado algún especial incidente de la Pasión del Salvador.
el número de pasos tantas veces contados por Ella,
medía las distancias entre los diversos lugares en
que se había verificado algún especial incidente de la Pasión del Salvador.
En cada uno de los sitios, erigía
una piedra o si se encontraba allí un árbol,
una piedra o si se encontraba allí un árbol,
hacía en él una señal.
El camino conducía a un bosque donde
un montecillo representaba el Calvario,
un montecillo representaba el Calvario,
lugar del sacrificio
y una pequeña gruta el Santo Sepulcro.
Cuando María hubo dividido en doce Estaciones el Camino de la Cruz,
lo recorrió con su sirvienta
sumida en contemplación.
sumida en contemplación.
Separaba en cada lugar
que recordaba un episodio de la Pasión,
que recordaba un episodio de la Pasión,
meditaba sobre él,
daba gracias al Señor por su amor
y la Virgen
derramaba lágrimas de compasión.
Después de tres años de residencia en Efeso, María tuvo gran deseo de volver a Jerusalén;
la acompañaron Juan y Pedro y creo que muchos apóstoles se hallaban allí
reunidos.
reunidos.
A la llegada de María
y de los apóstoles en
Jerusalén,
Jerusalén,
los vi que antes de entrar en la ciudad,
visitaron el Huerto de los Olivos,
visitaron el Huerto de los Olivos,
el Monte Calvario,
el Santo Sepulcro
y todos los Santos Lugares
en torno a
Jerusalén.
Jerusalén.
La madre de Dios se hallaba tan
enternecida
enternecida
y llena de compasión,
que apenas podía ponerse de pié,
Juan y Pedro la conducían
sosteniéndola de los brazos.
sosteniéndola de los brazos.
Pasado algún tiempo,
María regresó a su morada de Efeso
María regresó a su morada de Efeso
en compañía de
San Juan.
San Juan.
A pesar de su avanzada edad,
la Santa Virgen no manifestaba
otras señales de vejez que la
expresión del ardiente deseo que la consumía y la
impulsaba en cierto modo a su transfiguración.
expresión del ardiente deseo que la consumía y la
impulsaba en cierto modo a su transfiguración.
Tenía una gravedad inefable, jamás la vi reírse,
únicamente sonreírse con cierto aire arrebatador.
únicamente sonreírse con cierto aire arrebatador.
Mientras más avanzada en años,
su rostro se ponía
más blanco y diáfano.
más blanco y diáfano.
Estaba flaca pero sin arrugas,
ni otro signo de decrepitud,
ni otro signo de decrepitud,
había llegado a ser un
puro Espíritu.
puro Espíritu.
Por último llegó para la Madre de Jesús,
la hora de abandonar este mundo
la hora de abandonar este mundo
y unirse a su Divino Hijo.
En su alcoba encortinada de blanco,
la vi tendida sobre una cama baja y estrecha;
su cabeza reposaba sobre un cojín redondo.
Se hallaba pálida y
devorada por un deseo vehemente.
devorada por un deseo vehemente.
Un largo lienzo
cubría su cabeza y todo su cuerpo,
cubría su cabeza y todo su cuerpo,
y encima había
un cobertor de lana obscura.
un cobertor de lana obscura.
Pasado algún tiempo, vi
también mucha tristeza e inquietud
también mucha tristeza e inquietud
en casa de la Santa Virgen.
La sirvienta estaba en extremo afligida,
se arrodillaba con frecuencia
se arrodillaba con frecuencia
en diversos lugares de la casa
y oraba con los brazos extendidos
y sus ojos
inundados de lágrimas.
inundados de lágrimas.
La Santa Virgen reposaba
tranquila en su camastro,
tranquila en su camastro,
parecía ya llegado el
momento de su muerte.
momento de su muerte.
Estaba envuelta en un
vestido de noche
vestido de noche
y su velo se hallaba recogido
en cuadro sobre su frente,
solo lo bajaba sobre su rostro
cuando hablaba con los hombres.
Nada le vi tomar
en los últimos días,
en los últimos días,
sino de tiempo en tiempo una
cucharada de un jugo
cucharada de un jugo
que la sirvienta exprimía de
ciertas frutas amarillas
ciertas frutas amarillas
dispuestas en racimos.
Cuando la Virgen conoció
que se acercaba la hora,
quiso conforme a la Voluntad de Dios,
quiso conforme a la Voluntad de Dios,
bendecir a los que se hallaban presentes y despedirse de ellos.
Su dormitorio estaba descubierto
y Ella se sentó en la cama,
su rostro se mostraba blanco,
resplandeciente
y como enteramente iluminado.
y como enteramente iluminado.
Todos los amigos
asistentes se hallaban
asistentes se hallaban
en la parte anterior de la sala.
Primero entraron los Apóstoles,
se aproximaron uno
en pos del otro al dormitorio de María y se
arrodillaron junto a su cama.
en pos del otro al dormitorio de María y se
arrodillaron junto a su cama.
Ella bendijo
a cada uno de ellos,
cruzando las manos sobre sus cabezas y
tocándoles ligeramente las frentes.
tocándoles ligeramente las frentes.
A todos habló e
hizo cuanto Jesús
hizo cuanto Jesús
le hubo ordenado.
Ella habló a Juan
de las disposiciones
de las disposiciones
que debería de tomar para su
sepultura,
sepultura,
y le encargó que diese sus vestidos a su
sirvienta
sirvienta
y a otra mujer pobre que solía venir a
servirla.
servirla.
Tras de los Apóstoles, se acercaron los
discípulos al lecho de María
discípulos al lecho de María
y recibieron de ésta su bendición,
lo mismo hicieron las mujeres.
Vi que una
de ellas se inclinó sobre María y que la Virgen la
abrazó.
de ellas se inclinó sobre María y que la Virgen la
abrazó.
Los Apóstoles habían formado
un altar en el Oratorio que estaba cerca
del lecho de Santa Virgen.
La sirvienta había traído una mesa cubierta de
blanco y de rojo,
sobre la cual brillaban
lámparas y cirios encendidos.
María, pálida y silenciosa, miraba
fijamente el cielo, a nadie hablaba y parecía
arrobada en éxtasis.
fijamente el cielo, a nadie hablaba y parecía
arrobada en éxtasis.
Estaba iluminada por el deseo,
yo también me sentí impelida
yo también me sentí impelida
de aquel anhelo que la
sacaba de sí.
sacaba de sí.
¡Ah! Mi corazón quería volar a Dios
juntamente con el de Ella.
juntamente con el de Ella.
Pedro se acercó a Ella y le
administró la Extremaunción,
administró la Extremaunción,
poco mas o menos
como se hace en el presente,
como se hace en el presente,
enseguida le presentó
el Santísimo Sacramento.
el Santísimo Sacramento.
La Madre de Dios se
enderezó para recibirlo
enderezó para recibirlo
y después cayó sobre su
almohada.
almohada.
Los Apóstoles oraron por algún tiempo,
María se volvió a enderezar
María se volvió a enderezar
y recibió la sangre del
Cáliz que le presentó Juan.
Cáliz que le presentó Juan.
En el momento en que la
Virgen recibió la Sagrada Eucaristía,
Virgen recibió la Sagrada Eucaristía,
vi que una luz
resplandeciente entraba en Ella y que la sumergía en éxtasis profundo.
resplandeciente entraba en Ella y que la sumergía en éxtasis profundo.
El rostro de María estaba fresco y
risueño como en su edad florida.
risueño como en su edad florida.
Sus ojos llenos de alegría miraban al Cielo.
Entonces vi un cuadro
conmovedor; el techo de la alcoba de María había
desaparecido y a través del cielo abierto, vi la
Jerusalén Celestial.
conmovedor; el techo de la alcoba de María había
desaparecido y a través del cielo abierto, vi la
Jerusalén Celestial.
De allí bajaban dos nubes brillantes
en la que se veían innumerables ángeles,
entre los cuales llegaban hasta la Santísima Virgen una vía luminosa.
entre los cuales llegaban hasta la Santísima Virgen una vía luminosa.
La Santa Virgen
extendió los brazos hacia ella
con un deseo inmenso,
y su cuerpo
elevado en el aire,
elevado en el aire,
se mecía sobre la cama
de manera que se divisaba
espacio entre el cuerpo y el lecho.
Desde María
vi algo como una montaña esplendorosa
elevarse hasta la Jerusalén Celestial;
creo que era su Alma
creo que era su Alma
porque vi más claro entonces
una figura brillante
una figura brillante
infinitamente pura
que salía de su cuerpo
y se elevaba por la Vía Luminosa
que iba
hasta el Cielo.
hasta el Cielo.
Los dos coros de ángeles que estaban en las nubes, se reunieron más abajo de su Alma y la separaron de su cuerpo, el cual en el momento de la separación, cayó sobre la cama con los brazos
cruzados sobre el pecho.
cruzados sobre el pecho.
Mis abiertos ojos que
seguían el Alma purísima e inmaculada de María, la vieron entrar en la Jerusalén Celestial
seguían el Alma purísima e inmaculada de María, la vieron entrar en la Jerusalén Celestial
y llegar al
Trono de la Santísima Trinidad.
Trono de la Santísima Trinidad.
Vi un gran número de
almas entre las cuales reconocí
almas entre las cuales reconocí
a los Santos Joaquín y Ana,
José,
Isabel, Zacarías
y Juan Bautista
venir al
encuentro de María
encuentro de María
con un júbilo respetuoso.
Ella
tomó su vuelo
tomó su vuelo
a través de ellos
hasta el Trono de
Dios y de su Hijo,
Dios y de su Hijo,
quien haciendo brillar
sobre todo lo
demás
demás
la Luz que salía de sus llagas,
la recibió con un Amor todo Divino,
la presentó como un cetro
y le mostró la Tierra bajo sus pies
como si confiriese
sobre Ella algún Poder Celestial.
sobre Ella algún Poder Celestial.
Así la vi entrar en la
Gloria
Gloria
y olvidé todo lo que pasaba en torno de María
sobre la Tierra.
sobre la Tierra.
Después de ésta visión, cuando miré
otra vez a la Tierra, vi resplandeciente el cuerpo de
la Santísima Virgen.
otra vez a la Tierra, vi resplandeciente el cuerpo de
la Santísima Virgen.
Reposaba sobre el lecho, con el
rostro luminoso,
rostro luminoso,
los ojos cerrados y los brazos
cruzados sobre su pecho.
cruzados sobre su pecho.
Los Apóstoles, discípulos y
santas mujeres, estaban arrodillados y oraban en
derredor del cuerpo.
santas mujeres, estaban arrodillados y oraban en
derredor del cuerpo.
Después vi que las santas
mujeres extendieron
mujeres extendieron
un lienzo sobre el Santo Cuerpo
y los Apóstoles con los discípulos se retiraron en la parte anterior de la casa.
y los Apóstoles con los discípulos se retiraron en la parte anterior de la casa.
Las mujeres se cubrieron
con sus vestidos y sus velos,
con sus vestidos y sus velos,
se sentaron en el suelo
y ya arrodilladas o sentadas,
y ya arrodilladas o sentadas,
cantaban fúnebres lamentaciones.
Los Apóstoles y los discípulos se
taparon la cabeza
taparon la cabeza
con la banda de tela
que llevaban alrededor del cuello
y celebraron un oficio funerario;
dos de ellos oraban siempre alternativamente a la
cabeza y a los pies del Santo Cuerpo.
dos de ellos oraban siempre alternativamente a la
cabeza y a los pies del Santo Cuerpo.
Luego las mujeres quitaron de la cama el Santo Cuerpo con todos sus vestidos y lo pusieron en una larga canasta llena de gruesas coberturas y de esteras, de suerte que estaba como levantado sobre la canasta.
Entonces dos de ellas pusieron un gran paño
extendido sobre el cuerpo
extendido sobre el cuerpo
y otras dos la desnudaron
bajo el lienzo,
bajo el lienzo,
dejándole solo su larga túnica de lana.
Cortaron también los bellos bucles
de los cabellos de la Santa Virgen y los conservaron como recuerdo.
Enseguida el santo Cuerpo fue revestido de un nuevo ropaje abierto y después por medio de lienzos puestos debajo, fue depositado respetuosamente sobre una mesa y sobre la cual se habían colocado ya los paños mortuorios y las bandas que se debían de usar.
Envolvieron entonces el Santo Cuerpo con
los lienzos desde los tobillos hasta el pecho y lo
apretaron fuertemente con las fajas.
los lienzos desde los tobillos hasta el pecho y lo
apretaron fuertemente con las fajas.
La cabeza, las manos y los pies,
no fueron envueltos de esa manera;
enseguida depositaron el Cuerpo Santo en
el ataúd y lo colocaron sobre el pecho una Corona de flores blancas,
el ataúd y lo colocaron sobre el pecho una Corona de flores blancas,
encarnadas
y celestes
como emblema
de su Virginidad.
de su Virginidad.
Entonces los Apóstoles,
los discípulos y todos los asistentes,
entraron para ver
otra vez antes de ser cubierto
otra vez antes de ser cubierto
el Santo Rostro que les
era tan amado.
era tan amado.
Se arrodillaron y lloraron alrededor
del Santo Cuerpo,
del Santo Cuerpo,
todos tocaron las manos atadas
de Nuestra Madre Maria
de Nuestra Madre Maria
como para despedirse y se retiraron.
Las mujeres le dieron
también los últimos adioses,
le cubrieron el rostro,
pusieron la tapa en el ataúd
y le clavaron fajas de tela gris en el centro y
en las extremidades.
en las extremidades.
Enseguida colocaron el ataúd
en unas andas,
en unas andas,
Pedro y Juan lo condujeron en
hombros fuera de la casa.
hombros fuera de la casa.
Creo que se relevaban
sucesivamente, porque más tarde vi que el féretro
era llevado por seis Apóstoles.
sucesivamente, porque más tarde vi que el féretro
era llevado por seis Apóstoles.
Llegados a la
sepultura,
sepultura,
pusieron el Santo Cuerpo en tierra y
cuatro de ellos, lo llevaron a la caverna y lo
depositaron en la excavación
cuatro de ellos, lo llevaron a la caverna y lo
depositaron en la excavación
que debía de servirle
de lecho sepulcral.
de lecho sepulcral.
Todos los asistentes entraron allí
uno por uno,
uno por uno,
esparcieron aromas y flores en
contorno,
contorno,
se arrodillaron orando y vertiendo lágrimas
y luego se retiraron.
y luego se retiraron.
Por la noche muchos Apóstoles
y santas mujeres,
oraban y cantaban cánticos
oraban y cantaban cánticos
en el jardincito delante de la tumba.
Entonces me fue mostrado un cuadro
maravillosamente conmovedor:
maravillosamente conmovedor:
Vi que una muy
ancha vía luminosa bajaba del cielo
ancha vía luminosa bajaba del cielo
hacia el sepulcro
y que allí se movía
y que allí se movía
un resplandor formado de tres
esferas llenas de ángeles
esferas llenas de ángeles
y de almas bienaventuradas
que rodeaban a Nuestro Señor y el
Alma resplandeciente de María.
Alma resplandeciente de María.
La figura de
Jesucristo
Jesucristo
con sus rayos
que salían de sus cicatrices,
ondeaban delante de la Virgen.
ondeaban delante de la Virgen.
En torno del Alma de
María, vi en la esfera interior,
María, vi en la esfera interior,
pequeñas figuras de niños,
en la segunda, había niños como de seis años
y en la tercera exterior, adolescentes o jóvenes;
y en la tercera exterior, adolescentes o jóvenes;
no vi distintamente más que sus rostros;
todo lo demás se me presentó
como figuras luminosas
resplandecientes.
resplandecientes.
Cuando ésta visión que se me
hacía cada vez más y más distinta hubo llegado a la tumba, vi una vía luminosa que se extendía desde allí hasta la Jerusalén Celestial.
hacía cada vez más y más distinta hubo llegado a la tumba, vi una vía luminosa que se extendía desde allí hasta la Jerusalén Celestial.
Entonces el Alma de
la Santísima Virgen que seguía a Jesús,
la Santísima Virgen que seguía a Jesús,
descendió a
la tumba a través de la roca
la tumba a través de la roca
y luego uniéndose a su
Cuerpo que se había transfigurado,
Cuerpo que se había transfigurado,
clara y brillante
se elevó María acompañado de su Divino Hijo
se elevó María acompañado de su Divino Hijo
y el coro de los Espíritus Bienaventurados
hacia la
Celestial Jerusalén.
Celestial Jerusalén.
Toda esa Luz se perdió allí, ya no
vi sobre la Tierra más que la bóveda silenciosa del
estrellado Cielo.
vi sobre la Tierra más que la bóveda silenciosa del
estrellado Cielo.
Como Santo Tomás
no llegó a tiempo a despedirse de la Madre
y tampoco pudo asistir al Santo Entierro;
él tenía en su mente y corazón,
él tenía en su mente y corazón,
llegar a tiempo.
Pero
al enterarse del desenlace
al enterarse del desenlace
por medio de los demás Apóstoles,
él se puso triste y lloroso
y se lamentaba
no haber llegado a tiempo.
no haber llegado a tiempo.
El, interiormente tenía el deseo vehemente de verla por última vez
y así se los hizo saber a los demás.
Ya habían pasado varios días
de lo del entierro;
de lo del entierro;
todos querían volver al Sepulcro y
acceder a la petición de Tomás.
acceder a la petición de Tomás.
Tomaron una
resolución y al día siguiente muy de mañana,
emprendieron el camino al Sepulcro de Nuestra
Santa Madre. Estando enfrente del Sepulcro, quitaron la piedra-sello de la entrada y ¡Oh! Maravilla de Maravillas,
resolución y al día siguiente muy de mañana,
emprendieron el camino al Sepulcro de Nuestra
Santa Madre. Estando enfrente del Sepulcro, quitaron la piedra-sello de la entrada y ¡Oh! Maravilla de Maravillas,
de la bóveda salía un suave aroma de
perfume de Rosas frescas;
perfume de Rosas frescas;
todos al sentir ese perfume, se sintieron conmovidos y perplejos; se
miraron unos a otros
miraron unos a otros
preguntándose en silencio,
con la mirada
y con señas en las manos: “¿Entramos?” y
aún mirándose entre ellos, todos asintieron con la
cabeza y traspasando la bóveda, entraron al Santo
Sepulcro hacia el sitio donde depositaron el ataúd
que contenía
aún mirándose entre ellos, todos asintieron con la
cabeza y traspasando la bóveda, entraron al Santo
Sepulcro hacia el sitio donde depositaron el ataúd
que contenía
el Cuerpo Santísimo de la Virgen María
y más enorme fue la emoción
y más enorme fue la emoción
y sorpresa entre ellos
al ver que en el sitio solo habían Rosas frescas,
fragantes y olorosas y significaban que el Señor
había venido a buscar a su Santísima Madre para
llevarla a su Gloria Celestial y
al ver que en el sitio solo habían Rosas frescas,
fragantes y olorosas y significaban que el Señor
había venido a buscar a su Santísima Madre para
llevarla a su Gloria Celestial y
Su Cuerpo no sufra la corrupción.